viernes, 17 de enero de 2014

Urbanidad y buenos modales

Hay personas que con su sola presencia siembran alegría y paz porque con su propio ser y su elegancia interior contribuye al bienestar de los demás.  

Nuestro comportamiento ha de caracterizarse siempre por una buena educación, por el afán de servir, la elegancia, la cordialidad y la simpatía; cualidades que nacen de la caridad: del amor de Dios y del amor al prójimo. 

Por desgracia, en la actualidad se ha difundido un equívoco que identifica la naturalidad y la autenticidad con el desprecio de las formas sociales.

A veces se da un proceso que inicia por hacer a un lado los buenos modales, y se manifiesta por el desorden, los gritos, la incorrección en el lenguaje, la suciedad y la falta de respeto a los demás. De esto, fácilmente se pasa a la vulgaridad y al uso de palabras hirientes. Y de allí suele resbalarse a la obscenidad, que es la expresión verbal o corporal de lo sexual en forma burlona o provocativa. En este proceso, la violencia asoma en casi todas sus manifestaciones. "A la humanidad le ha costado mucho salir de la barbarie", dice Lorenzo Servitje, hemos de esforzarnos por no regresar a ella.

La urbanidad ayuda a que las relaciones entre personas sean más fáciles, más justas y más humanas. Se trata, en definitiva, de comportarse con corrección.


No hay comentarios:

Publicar un comentario